La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27.
Los discípulos estaban turbados por el anuncio de Jesús de que pronto los dejaría. Como Maestro y Padre los consoló, llamándolos “hijitos míos”, un diminutivo cariñoso usado por los maestros judíos para sus alumnos. Les dio consejos y mandamientos para manejar exitosamente el miedo y la ansiedad: amarse unos a otros, creer en sus promesas, guardar los mandamientos y experimentar su paz. ¡Son indicaciones válidas para hoy también! Sabiendo que enfrentarían severas tribulaciones, los animo a confiar y esperar en él. No les dijo lo que les acontecería, solo los invitó a confiar. Para confiar en Dios no necesitas saber qué pruebas enfrentarás; solo necesitas estar seguro en él, no importa lo que suceda. Haz lo que te pide, acepta su voluntad, y aprecia las sorpresas de la vida.
El deseo de Jesús es que disfrutes de la tranquilidad del alma y su gozo permanente. Fue la mayor herencia para sus seguidores, porque él es el Autor, el Promotor y el Guardián de esa paz. Que tu corazón esté lleno de esa paz, y no quedará un solo rincón disponible para el miedo.